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viernes, 23 de marzo de 2018

Festival Voz Joven 2018


Fuente: Malon/Facebook
Guaranda se está convirtiendo en un destino ineludible para las almas que engendra el rock, anualmente se han venido desarrollando eventos con un montaje de calidad. Esta vez el “Colectivo Guambra,” con el patrocinio de la empresa  pública y privada, entrego un magnánimo festival, bautizado como “Voz joven” siete ediciones atrás.  El objetivo  del festival es abarrotar de cultura y dinamizar la economía de la ciudad de las siete colinas, señala “Pato” Vasconez, cabecilla del colectivo organizador.

La planificación estuvo compuesta por una serie  de actividades  relacionadas con la música; conversatorios, feria de emprendimientos, concierto infantil, encuentro nacional de motos, DJs y Bandas en vivo, presentados en diferentes localidades, desde el 14 a 17 de marzo de 2018.

El día viernes 16, el escenario denominado Ciudad fiesta, exhibía un cartel sui generis en el que resaltaban artistas de música electrónica, reggae, ska, cumbia y derivados de géneros urbanos. La agrupación Papaya dada fue la encargada de llevar el estandarte de la jornada, buena dosis de latin jazz, cumbia, funk y salsa de los autoproclamados precursores de la chicha radioactiva. Gran convocatoria de público que logro abarrotar la plaza 15 de mayo.

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El sábado 17, llegó el turno del bastardo más rudo del rock, Voz joven anunciaba  nueve bandas que blanden la insignia del heavy metal nacional y como plato fuerte Malon de Argentina. Personalmente era el día de  recompensa al sacrificio de 8 horas de traslado y alimentos de dudosa ingesta adquiridos en transporte público.

Condenando la mal reputada hora ecuatoriana, el concierto dio inicio a régimen  de horario, justo cuando el sol estaba en su punto más alto. Comadreja blues serian los encargados de desenrollar la lona, tocando en su mayor parte covers de hits  en español e inglés, Seguido por el bien ejecutado rock instrumental de los Cuencanos, Juegos de ira. La descarga de energía despunto con K-fir, Scavenger y Prevalecer, bandas noveles  que pretenden dejar su huella en el panorama nacional.

Fuente: Profecia/Facebook
La esperada y algo decepcionante presentación de los Profecía fue un ascensor desbocado, con altos y bajos, parece que el cuarto de siglo que llevan de trayectoria está acabando con el gas de la banda guayaquileña,  aun así el moshpit no se hizo esperar en sus temas más emblemáticos. Los tragos de pájaro azul, introducidos de contrabando, estaban haciendo su efecto cuando zigma detonador pisaba el tablado, el frontman, Cesar Vélez, se convertía en maestro de ceremonias para dirigir el vórtice en el que se estaba convirtiendo la plaza con la descarga de metal duro.
Fuente: Zigma detonador/Facebook

Mortuum
La tregua de media hora, en la que pudimos apreciar los caballos de acero del club iron riders, fue cortada por los primeros acordes  del  abrumador black/death metal de la banda atuntaqueña, Mortuum, quienes no defraudaron, tanto en términos de ejecución y presencia, al crear un ambiente oscuro, agresivo y demoledor que hizo vibrar al honorable. El ambiente estaba más que caliente, pero había más, ya entrada  la noche saltaban a la palestra Madbrain, poderosos blasts de batería, cambios de tiempo, voces guturales, rasgadas y melódicas. Respiro, aquí y ahora, tu verdad y payaso, se han convertido en temas esenciales de la formación  quiteña de hardcore.

Los  oídos estaban listos para el acto final, ergo, era turno de los protagonistas de la noche. Malón venía a redimirse del nefasto concierto interrumpido por actividad volcánica en Latacunga en 2015; Después de tres años venían por la revancha, Quito respiraba conformidad por el show brindado la noche anterior, le tocaba a Guaranda. A luces apagadas, sobresalía el potente galopar de batería aporreado por el corpulento Pato Strunz, marcando la obertura  de nuevo orden mundial, tema homónimo extraído del más reciente trabajo de los thrashers de tierras gauchas. El último en aparecer fue el imponente Claudio O'Connor, al inicio un poco falto de energía, pero el vocalista se recuperó mientras iban sonando El infierno de ayer y Mi digna lealtad, también de su última placa, después de las cuales O'Connor expresaba en un corto monologo: Un orgullo estar aquí uniendo Latinoamérica a través de la música.
Malon - Fuente: Club Iron Riders

 Bajo el dominio del danzante fue el latigazo con el que empezaron a desempolvar sus temas clásicos, uno a uno iban retumbando, Castigador por herencia, Grito de pilaga, Síntoma de la infección y Gatillo fácil. La atmósfera se tornó conmovedora a la vez que aplastante cuando Tano Romano y compañía interpretaron los primeros riffs de Robo un auto, pieza musical de Hermética, el gran pilar del  metal argento, A la par empezaba un juego de pirotecnia de algún entusiasta fan para completar el rito.

Los ex miembros de la inmortal “H” ofrecieron un puñado de emociones y pogo con Vientos de poder, Memorias de siglos, Evitando el ablande, Soy de la esquina, adornaban el set list hasta cerrar la edición con una sobria, Tú eres su seguridad. Una brutalidad de espectáculo que termino con aplausos y ovaciones cargados de esperanza de que se vuelva a repetir.

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