Can Can: Reseña Malditos Villanos Pixelados (2004) y Caos (2011)
El
reloj marca la hora cero de este
proyecto que aún no estoy seguro por que comencé, ni por qué continuo, palmadas
de melomanía talvez, pero llevado por la inercia tomo el paquete mal
embalado que retire ayer por la tarde
del correo y rasgo la envoltura como quien inicia un ritual. El unboxing
provoca una sonrisa en mi apática alma mientras se descubren las
portadas de “Malditos villanos pixelados” y “Caos” de la banda Quiteña Can Can,
El primero muestra una mancha que sugiere dos canes apareándose sobre un fondo
azul pálido en tanto que el segundo, fácilmente podría ser la expresión de un grafitero adolescente
debutando en alucinógenos, (entiendo que viene con una cubierta, pero lo compre
usado) me entretengo descifrando los personajes bizarros del booklet.
Repaso
visualmente el piso de mi habitación como un fotograma colorido de prendas
falsificadas hasta dar con mi discman
sony, que en años mozos tuve que regatear en sucres para obtenerlo, y que
ahora, junto a un café demasiado cargado, será el cómplice de este vertedero. Procedo
a redactar las líneas que expresan las sensaciones posteriores a presionar el
botón de play.
Pop-rock con
pretensiones de no ser pretencioso
Para
empezar he de decir que me parece irrelevante el fragmento colocado a modo
intro y todos los samples que rellenan
el disco Malditos Villanos pixelados.
A no ser que Bonafont funja como algún tipo de productor ejecutivo egocentrista no le
encuentro el propósito. El disco se
defiende solo, no precisa jocosidades forzadas.
Can Can - Malditos villanos pixelados (2004) |
La
energía empieza a fluir en megabass, secuencias electrónicas acertadamente
aceleradas, tema bastante dinámico,
sobresale, al igual que Atari y levitaba, pero este en un sentido más introspectivo
para mí, de ahí en adelante me ha dejado altos y bajos, los ingredientes no
terminan de mezclarse, combinan melodías que llevan retazos donde mi cuerpo
rechaza automáticamente los rasgos mimosos de la producción y fracciones donde
traicionado por mi subconsciente me encuentro sacudiendo alguna extremidad. Me
siento casi obligado a hablar de fatalidad, una versión bastante acertada para homenajear
al “ruiseñor de América”.
Can Can - Caos (2011) |
Momento
de relevo en mi “prehistórico” reproductor, me sorprendo gratamente, Caos,
viene con lienzo autentico, donde han desarrollado su propio estilo,
perfeccionando estructuras armónicas, evolución y madurez sonora. En su
último álbum Can Can se muestra como una banda que se desliza contracorriente desarrollando el deforme híbrido
electro-rock-pop con trasfondo un tanto británico de aroma noventero, reconozco
me he sobreexcitado en pesadilla, la mala influencia y caos, piezas donde a
pesar de que su sonido se jacta de eclecticismo, la matices antes mencionados y la psicodelia se pronuncian por separado,
en un sentido positivo. Los pasajes lentos abarcan tonalidades oscuras y la
dulce voz de Denisse Santos en conjunción con la sombría pluma, arrastra una
atmósfera perversa como si una católica quinceañera vestida de rosa se desnudara
en un antro administrado por proxenetas cocainómanos. Si algo se le puede
reprochar al disco es la sobrecarga de tracks.
En
fin, este canino musical gruñe con
voz propia, un gruñido que se aprecia
mejor a altos decibeles, según reza un enunciado del propio disco, Su música es bastante
digerible, idónea para cualquier frecuencia radial con la contraposición de que
no se puede tachar de comercial.
Me
quito los auriculares a la espera que Can Can
este próximo a parir otro engendro y sus ambiciones creativas se sigan elevado.
P.D.: Si algún individuo posee en físico
los álbumes faltantes de esta banda y quiere deshacerse de ellos por algunas
monedas, en mi tiene un comprador bastante torpe para regatear.
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