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martes, 21 de agosto de 2018

Almetal - Primer Golpe (2008)

La efectividad de los ingredientes básicos

Desfilo entre cabellos largos, prendas de cuero y logos ilegibles en remeras desteñidas, con los últimos acordes  de un thrash metal de ejecución bastante lánguida. ¡Eso es, Riobamba!, bufa el vocalista, (No entiendo a qué se refiere, el apoyo del honorable ha sido tan anémico como su interpretación) dando por terminada su presentación. No es el recital más memorable, ni el recinto más propicio, pero a lo largo de los años  he sido un acérrimo asistente de la “fiesta underground” por dos razones, el libertinaje propio de los festivales heavy metal y descubrir  bandas que provoquen el escozor melómano.

A pesar de que el tiempo entre banda y banda, llega a ser bastante engorroso, aprovecho el espacio para cumplir con diligencias propias del rito semi-clandestino en el que me encuentro, consumir alguna sustancia para perpetuar el mito Sexo, drogas… realizar alguna actividad  biológica básica, como vomitar,  o fisgonear en algún puesto de merchandising, por llamar de alguna manera al “parche”  de aquel entusiasta que encontró la forma de financiar sus ansias de música en vivo; al instante voy a dar de frente con el puño que estiliza la portada de Primer golpe, el génesis en la travesía discográfica,   de los Quiteños, Almetal. Una reducción presupuestaria en mi plan de ingesta alcohólica, posterior al evento, materializan la adquisición del disco.

El trofeo obtenido en mi aventura metalhead, es un tren que va con las revoluciones al límite en todo momento, speed metal, de principio a fin y liricas propias del true metal en los 10 temas. La pieza-título es la detonación de salida, tremebunda base rítmica, guitarras afiladas, bajo a punto de ser destripado y batería constantemente a doble bombo. La metralleta cambia de nombre y acordes, mas no da respiro a las cervicales intentando seguir el ritmo; Calles, como bautizaron su segundo corte, es un reproche a las vivencias diarias en la arterias de la urbe nacional. Así mismo, arremeten con temáticas más picantes en Falsa fe, un garrotazo a la religión y sus falacias.    

Un desprecio bastante íntimo hacia los impostores del género, llega con No más posers, donde la daga que más hinca son las cuerdas vocales, un arma de registros nada prodigiosos, alcance más bien estándar, gritos sin exagerar, simplemente cumpliendo con el objetivo que plantea la parte instrumental. El medio tiempo resalta el (Yo) rebelde, característico de los emisarios de la pureza heavy, con acostúmbrate, sigue, hijo de judas señalando su repudio a la ingratitud, himnos devastadores de corta duración, al igual que el norte oprime, un crudo rechazo a la practicas políticas de la potencia mundial norteamericana, personalmente me quedo con estos dos últimos temas por las estructuras que reclaman un buen pogo.

Thrash metal de índole sudamericano se respira en Acabemos, las guitarras vicia el ambiente con distorsión, entre tanto que la voz exhala algún aullido gutural. El telón toma forma de bonus tracks, con composiciones extraídas de algún demo promocional, primero almetal, una breve auto descripción, después la leyenda, la historia patria del obrero que pactó con el diablo.  

Almetal - Hijo de judas
Primer golpe, es un disco que ha cumplido ya una década y no ha perdido ni el espíritu ni la elocuencia, profesa ese sonido clásico, gestado en los 80, como garantía, no contiene ninguna revelación que pueda maravillarnos,   simplemente emerge como estampida sonora provocada por ritmos veloces, un tándem de sonidos cabalgantes; La producción dista de la excelencia pero junto con la portada trasmiten el propósito de ser el latigazo que induzca el derroche de energía del escucha.


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martes, 7 de agosto de 2018

Ivianchi parejo – a tu memoria (2011)


El infortunio transmuto en hard rock con olor a selva


El primogénito audible de los “Ivianchi parejo” llego a engrosar mi colección gracias a uno de esos romances fortuitos; Aquella doncella había recibido el disco de manos del vocalista tras conocerse en una fiesta de la que preferí ignorar detalles. Dado que mi concubina, de escasas faenas, disfrutaba de melodías más multitudinarias (por llamarlas de alguna manera) irónicamente  “A tu memoria” paso a ser el objeto que inmortaliza los placeres compartidos.

Han pasado algunos ayeres desde que la mencionada anécdota genital me hiciera propietario de este disco y aunque en diversas ocasiones su difusión ha sosegado mi pálida existencia, sazonado el aguardiente o simplemente acompañado momentos de ocio, esta vez la escucha tiene el objetivo de ir desgranando cada tema.

Hago un preámbulo para resaltar el hardware  de la obra, soy partidario de las tapas tipo booklet    y específicamente aquí por lo bien llevado que esta el  tono verde pastoso con la información y el arte visual,  presumo que en concordancia con la perspectiva de la banda frente a la madre naturaleza.     

Las notas empiezan a brotar en los dos minutos y medio que se prolonga la intro, señalando la travesía instrumental en la que nos hemos embarcado; Riffs pegadizos, figuras guitarreras bastante palpables, baterías mansas y teclados sinfonicos como base rítmica. El track homónimo funge como acelerador, dícese que Ivianchi  es el demonio en la cultura shuar, adoptado por esta banda Cuencana como la representación de la maldad interior y en esta canción como la energía que desprende el hard rock más contundente.

Temas lentos a raudales, anudan la cadena sonora, destacan, Maldito error e Instinto donde  las cuerdas vocales zapatean con características bunburezcas  y el compás exige versiones acústicas. Mi  insubordinación rockera se diluye en pasajes exageradamente mimosos y armonías calcadas, sacando a flote mi disgusto por la balada. Aun así, Cabe señalar la madurez compositiva en cada pieza a pesar de que la trayectoria discográfica de la banda es más bien nula.

El  álbum en su totalidad es un homenaje a un ausente hermano e integrante del grupo,  lo que engendra una esencia de pureza y  se manifiesta discursivamente en temáticas sobre la vida y su desenlace. Intento calzarme las botas de quien  llevare el luto al pentagrama, inhalo nostalgia y furor a partes iguales en “Infierno camino al cielo”, “A tu memoria” o “Sumiso al dolor”, todas poseedoras de estribillos adiestrados para  vulnerar las más arrogantes jactancias de individuo asentimental.

Recapitulando; ¿El disco peca de monótono?, Seguramente; ¿Empalagoso?, Prefiero pensar que busca ser intimista,  ¿Calidad? , Sin duda;  La alineación goza de músicos de buen nivel dentro de un proyecto que merece continuidad.


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viernes, 23 de marzo de 2018

Festival Voz Joven 2018


Fuente: Malon/Facebook
Guaranda se está convirtiendo en un destino ineludible para las almas que engendra el rock, anualmente se han venido desarrollando eventos con un montaje de calidad. Esta vez el “Colectivo Guambra,” con el patrocinio de la empresa  pública y privada, entrego un magnánimo festival, bautizado como “Voz joven” siete ediciones atrás.  El objetivo  del festival es abarrotar de cultura y dinamizar la economía de la ciudad de las siete colinas, señala “Pato” Vasconez, cabecilla del colectivo organizador.

La planificación estuvo compuesta por una serie  de actividades  relacionadas con la música; conversatorios, feria de emprendimientos, concierto infantil, encuentro nacional de motos, DJs y Bandas en vivo, presentados en diferentes localidades, desde el 14 a 17 de marzo de 2018.

El día viernes 16, el escenario denominado Ciudad fiesta, exhibía un cartel sui generis en el que resaltaban artistas de música electrónica, reggae, ska, cumbia y derivados de géneros urbanos. La agrupación Papaya dada fue la encargada de llevar el estandarte de la jornada, buena dosis de latin jazz, cumbia, funk y salsa de los autoproclamados precursores de la chicha radioactiva. Gran convocatoria de público que logro abarrotar la plaza 15 de mayo.

Ciudad rock: Absolviendo a Malón ante los Headbangers Ecuatorianos

El sábado 17, llegó el turno del bastardo más rudo del rock, Voz joven anunciaba  nueve bandas que blanden la insignia del heavy metal nacional y como plato fuerte Malon de Argentina. Personalmente era el día de  recompensa al sacrificio de 8 horas de traslado y alimentos de dudosa ingesta adquiridos en transporte público.

Condenando la mal reputada hora ecuatoriana, el concierto dio inicio a régimen  de horario, justo cuando el sol estaba en su punto más alto. Comadreja blues serian los encargados de desenrollar la lona, tocando en su mayor parte covers de hits  en español e inglés, Seguido por el bien ejecutado rock instrumental de los Cuencanos, Juegos de ira. La descarga de energía despunto con K-fir, Scavenger y Prevalecer, bandas noveles  que pretenden dejar su huella en el panorama nacional.

Fuente: Profecia/Facebook
La esperada y algo decepcionante presentación de los Profecía fue un ascensor desbocado, con altos y bajos, parece que el cuarto de siglo que llevan de trayectoria está acabando con el gas de la banda guayaquileña,  aun así el moshpit no se hizo esperar en sus temas más emblemáticos. Los tragos de pájaro azul, introducidos de contrabando, estaban haciendo su efecto cuando zigma detonador pisaba el tablado, el frontman, Cesar Vélez, se convertía en maestro de ceremonias para dirigir el vórtice en el que se estaba convirtiendo la plaza con la descarga de metal duro.
Fuente: Zigma detonador/Facebook

Mortuum
La tregua de media hora, en la que pudimos apreciar los caballos de acero del club iron riders, fue cortada por los primeros acordes  del  abrumador black/death metal de la banda atuntaqueña, Mortuum, quienes no defraudaron, tanto en términos de ejecución y presencia, al crear un ambiente oscuro, agresivo y demoledor que hizo vibrar al honorable. El ambiente estaba más que caliente, pero había más, ya entrada  la noche saltaban a la palestra Madbrain, poderosos blasts de batería, cambios de tiempo, voces guturales, rasgadas y melódicas. Respiro, aquí y ahora, tu verdad y payaso, se han convertido en temas esenciales de la formación  quiteña de hardcore.

Los  oídos estaban listos para el acto final, ergo, era turno de los protagonistas de la noche. Malón venía a redimirse del nefasto concierto interrumpido por actividad volcánica en Latacunga en 2015; Después de tres años venían por la revancha, Quito respiraba conformidad por el show brindado la noche anterior, le tocaba a Guaranda. A luces apagadas, sobresalía el potente galopar de batería aporreado por el corpulento Pato Strunz, marcando la obertura  de nuevo orden mundial, tema homónimo extraído del más reciente trabajo de los thrashers de tierras gauchas. El último en aparecer fue el imponente Claudio O'Connor, al inicio un poco falto de energía, pero el vocalista se recuperó mientras iban sonando El infierno de ayer y Mi digna lealtad, también de su última placa, después de las cuales O'Connor expresaba en un corto monologo: Un orgullo estar aquí uniendo Latinoamérica a través de la música.
Malon - Fuente: Club Iron Riders

 Bajo el dominio del danzante fue el latigazo con el que empezaron a desempolvar sus temas clásicos, uno a uno iban retumbando, Castigador por herencia, Grito de pilaga, Síntoma de la infección y Gatillo fácil. La atmósfera se tornó conmovedora a la vez que aplastante cuando Tano Romano y compañía interpretaron los primeros riffs de Robo un auto, pieza musical de Hermética, el gran pilar del  metal argento, A la par empezaba un juego de pirotecnia de algún entusiasta fan para completar el rito.

Los ex miembros de la inmortal “H” ofrecieron un puñado de emociones y pogo con Vientos de poder, Memorias de siglos, Evitando el ablande, Soy de la esquina, adornaban el set list hasta cerrar la edición con una sobria, Tú eres su seguridad. Una brutalidad de espectáculo que termino con aplausos y ovaciones cargados de esperanza de que se vuelva a repetir.

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martes, 20 de marzo de 2018

Can Can: Reseña Malditos Villanos Pixelados (2004) y Caos (2011)





El reloj  marca la hora cero de este proyecto que aún no estoy seguro por que comencé, ni por qué continuo, palmadas de melomanía talvez, pero llevado por la inercia tomo el paquete mal embalado  que retire ayer por la tarde del correo y rasgo la envoltura como quien inicia un ritual.  El unboxing  provoca una sonrisa en mi apática alma mientras se descubren las portadas de “Malditos villanos pixelados” y “Caos” de la banda Quiteña Can Can, El primero muestra una mancha que sugiere dos canes apareándose sobre un fondo azul pálido en tanto que el segundo, fácilmente podría ser  la expresión de un grafitero adolescente debutando en alucinógenos, (entiendo que viene con una cubierta, pero lo compre usado) me entretengo descifrando los personajes bizarros del booklet.

Repaso visualmente el piso de mi habitación como un fotograma colorido de prendas falsificadas hasta  dar con mi discman sony, que en años mozos tuve que regatear en sucres para obtenerlo, y que ahora, junto a un café demasiado cargado, será el cómplice de este vertedero. Procedo a redactar las líneas que expresan las sensaciones posteriores a presionar el botón de play.

Pop-rock con pretensiones de no ser pretencioso 

Para empezar he de decir que me parece irrelevante el fragmento colocado a modo intro y todos los samples que rellenan  el disco Malditos Villanos pixelados.  A no ser que Bonafont funja   como algún tipo de  productor ejecutivo egocentrista no le encuentro el propósito.  El disco se defiende solo, no precisa jocosidades forzadas.

Can Can - Malditos villanos pixelados (2004)
La energía empieza a fluir en megabass, secuencias electrónicas acertadamente aceleradas, tema bastante  dinámico, sobresale, al igual que Atari y levitaba, pero este en un sentido más introspectivo para mí, de ahí en adelante me ha dejado altos y bajos, los ingredientes no terminan de mezclarse, combinan melodías que llevan retazos donde mi cuerpo rechaza automáticamente los rasgos mimosos de la producción y fracciones donde traicionado por mi subconsciente me encuentro sacudiendo alguna extremidad. Me siento casi obligado a hablar de fatalidad, una versión bastante acertada para homenajear al “ruiseñor de América”.

Can Can - Caos (2011)
Momento de relevo en mi “prehistórico” reproductor, me sorprendo gratamente, Caos, viene con lienzo autentico, donde han desarrollado su propio estilo, perfeccionando estructuras armónicas, evolución y madurez sonora.   En su último álbum Can Can se muestra como una banda que se desliza  contracorriente desarrollando el deforme híbrido electro-rock-pop con trasfondo un tanto británico de aroma noventero, reconozco me he sobreexcitado en pesadilla, la mala influencia y caos, piezas donde a pesar de que su sonido se jacta de eclecticismo, la matices antes mencionados  y la psicodelia se pronuncian por separado, en un sentido positivo. Los pasajes lentos abarcan tonalidades oscuras y la dulce voz de Denisse Santos en conjunción con la sombría pluma, arrastra una atmósfera perversa como si una católica quinceañera vestida de rosa se desnudara en un antro administrado por proxenetas cocainómanos. Si algo se le puede reprochar al disco es la sobrecarga de tracks.

En fin,  este canino musical gruñe con voz  propia, un gruñido que se aprecia mejor a altos decibeles, según reza un enunciado  del propio disco, Su música es bastante digerible, idónea para cualquier frecuencia radial con la contraposición de que no se puede tachar de comercial.    

Me quito los auriculares a la espera que Can Can  este próximo a parir otro engendro y sus  ambiciones creativas se sigan elevado.  

P.D.: Si algún individuo posee en físico los álbumes faltantes de esta banda y quiere deshacerse de ellos por algunas monedas, en mi tiene un comprador bastante torpe para regatear.



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viernes, 16 de marzo de 2018

Hittar Cuesta: Éxodo y Ocaso de un Prodigioso



El día lunes 12 de marzo de 2018 la muerte nos recordaba  que va a horcajadas sobre nuestro hombro izquierdo, y esta vez descargo su guadaña en el rock ecuatoriano.  Hittler Cuesta, prodigioso guitarrista lojano, conocido como Hittar Cuesta, abandonaba su cuerpo terrenal para transmutar en complejos acordes que irán eternamente errantes por la galaxia,  posándose de vez en cuando en algún mástil con designio de virtuoso.

El destino engendro a Hittar Cuesta en la capital cultural del Ecuador (como se conoce a Loja) donde el arte  es la lengua vernácula, y para el músico, que desde su adolescencia ya había mostrado esa efervescencia compulsiva por  perfeccionar su formar de maniobrar las seis cuerdas,  no le fue difícil encontrar instructores consumados, como el maestro Richard “Pulpo” Rodríguez, que le ayudaran  a pulir sus habilidades; Sin embargo su talento era natural y autodidacta.

Al cumplir dos décadas de existencia estaba impartiendo sus conocimientos musicales en el mundo académico y exponiendo sus dotes en las tablas con su banda de versiones  de hard rock. Algunos años adelante alineaba de guitarra líder en la banda Quiteña de pop rock, Cruks en karnak, poniendo su sello personal en dos álbumes y dándolos a conocer a nivel internacional en sus giras correspondientes por Cuba, Argentina y Colombia.

En su afán por explorar nuevas etapas, fundo junto a músicos de experiencia, la banda heavy metal de corte sentimental, “Falc”, agrupación que abandonaría poco tiempo después para hacer algo más personal, influenciado por la doctrina de dos seres supremos como Joe Satriani y Steve Vai. Es así que en la aurora de un nuevo siglo, Hittar nos ofrece “El lenguaje de los espíritus” un disco casi enteramente instrumental, encasillado en el metal neoclásico y donde la guitarra se fusiona con sus falanges para brindarnos un desborde de técnica y excelencia.

Una década después, durante la cual el compositor se dedicó a otros proyectos  y a su academia, de la que han salidos músicos reconocidos a nivel nacional, presento su segunda placa, titulada Dream machine,  que contó con la colaboración de Patrick Johansson, baterista del mismísimo Yngwie Malmsteen. En cuanto a las melodías que acarrea el álbum, se nota una evolución que chorrea con cada riff, fragmentos de metal progresivo, experimental y jazz.

Entre los logros más importantes del autor, destaca su participación en la prestigiosa competencia de talla mundial guitar idol 2009, desempeñándose como uno de los más destacados y siendo fichado como endorser de famosas  marcas como Ibañez, River straps, entre otras; fue digno representante del país de telonero de  monstruos del rock como Deep purple, Megadeth, Barón Rojo y Mago de oz. Un momento frustrado para el guitarrista llego a finales del 2014, donde el concierto anunciando de Joe Satriani, en el cual  los dos astros compartirían tarima, fue cancelado.

El incansable interprete demostró ser un obrero de la música, forjaba su alma en acero, dedicado 100% a nutrir la pasión entre él y su instrumento, libre de falacias en cuanto a etiquetas o géneros. Probablemente ser ecuatoriano languideció su carrera a nivel de reconocimiento y trayectoria, pero Hittar demostró que sin importar las limitaciones o situación geografía un genio puede volverse inmortal donde sea.  Hoy por hoy el rock ecuatoriano entiende el significado de pérdida irreparable. 

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martes, 13 de marzo de 2018

Preludio con Harta Labia



La identidad es el santo grial de cada individuo y dado que entre mis múltiples pecados figura el no consumir primero lo nuestro, encuentro propicio transitar  por los acordes forjados bajo mis fronteras patrias. So pretexto de escudriñar en la música Ecuatoriana, dentro de las vertientes a las que soy adepto, he decido plasmar mis percepciones en este espacio.

He de decir que crítico musical no soy, ni siquiera me considero músico, basta con que un instrumento se pose en mis manos para que mis dedos empiecen a tambalear cual borracho de cantina; ni tampoco soy escritor, solo intento acomodar palabras como un ciego con un rompecabezas. Entonces, (Teniendo claro que voy a fingir ser lo que no soy) Aquí el instrumento para que mi frágil memoria no caiga en déjà vus innecesarios.

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